viernes, abril 20, 2007

Copycats: el virus de la violencia

Las noticias son alarmantes: la masacre en Virginia Tech ha desatado una fiebre de "copycats" (copiones) que están realizando amenazas y actos de violencia en muchas partes de los Estados Unidos. ¿Por qué está ocurriendo esto? En ocasiones el virus de la violencia encuentra su oportunidad para estallar por el tipo de cobertura periodística que se le da.

Desde que un joven trastornado asesinó a 32 personas y dejó un saldo de heridos antes de suicidarse, los medios reaccionaron con frenesí. En los últimos cuatro días desde el hecho, un vulgar criminal recibió el tipo de cobertura periodística que normalmente se les reserva a los héroes, a los triunfadores, a los que conquistan logros singulares. Las fotografías que el asesino de Virginia Tech envió a la cadena de televisión NBC en los Estados Unidos, en las que posa con armas de fuego, ya circularon los noticieros del mundo. En algunas cadenas de televisión estadounidense, el incidente generó logotipos especialmente diseñados sobre la masacre en la Universidad de Virgina Tech que, acompañados de música dramática, le daban al titular de la noticia el aura de una película de cine. Debido a la atención, los grotescos y pobres escritos del asesino están siendo leídos por cientos de miles de personas en el internet. Todo esto envía un mensaje muy claro: si tienes un arma y una voluntad suicida para sembrar el terror serás una estrella.

El efecto de esta distorsión mediática encuentra eco en los perdedores, los mediocres y los trastornados que están tomando armas en el asunto: un disparo al estrellato.

Cuatro días después de la masacre efectuada por el asesino de Virginia Tech, y en el octavo aniversario de la masacre en la escuela pública de Columbine, cerca de Denver, Colorado, las instituciones educativas en los Estados Unidos están sintiendo el eco de esta aberración mediática que está invirtiendo los valores del éxito.

Ayer, al norte de California, un hombre que amenazaba con llevar a cabo una masacre se entregó a las autoridades en la noche. Antes de su captura, las escuelas públicas de Yuba City y Marysville al norte de Sacramento, la capital del estado, tuvieron que ser evacuadas y cerrar sus puertas ante el creciente potencial de que se dieran actos violentos.

También ayer, un estudiante de Massachussets fue llevado a corte por amenazar a su ex-novia, vía correo electrónico, con un mensaje en el que indicaba que llevaría a cabo una masacre en una universidad local.

Este día, en Fénix, Arizona, la policía evacuó el capitolio del estado después de que recibieran una amenaza de bomba.

Esta mañana, en Santa Clara al sur de San Francisco, oficiales en la universidad comunitaria Mission College evacuaron a 2,000 estudiantes y a cientos de empleados después de encontrar la amenaza anónima de una bomba.

No todas las amenazas de explosivos han sido falsas alarmas. Afuera del instituto de bachillerato Ponderosa en Parker, Colorado, ocurrió una peligrosa explosión, aunque sin consecuencias contra vidas humanas. Más tarde, policías capturaron a una persona que llevaba otra bomba.

Y hace unas horas, en el Centro Espacial de la NASA, en Houston, Texas, un hombre armado asesinó a un rehén y acabó por suicidarse cuando se vio rodeado.

Muchas otras escuelas públicas han reportado amenazas.

Todos estos seres miserables que estan sembrando el terror a diestra y siniestra tienen algo en común: recibirán sus 15 minutos de fama en los medios de comunicación de los Estados Unidos y en la de la mayoría de los países del mundo. Por eso yo he decidido no citar sus nombres ni incluir sus imágenes ni proponer enlaces a las páginas que sí lo hacen. Todos los medios de prensa deberían hacer lo mismo.

martes, abril 17, 2007

El enigma de la veda de armas

Tengo una lista de temas por tratar. Uno de ellos es el "32 por ciento". La masacre que ocurrió ayer en Virginia me trajo a la memoria este curioso porcentaje que guardo desde hace meses.

Esa cifra especulativa proviene de un dato que encontré una sola vez en un reportaje: el 68 por ciento de todos los homicidios es causado por un arma ilegal. Esto fue dicho (aparentemente, aunque la fuente es ambigua) por Rodrigo Ávila a partir del primer debate en torno a la propuesta del Consejo de Seguridad Pública de prohibir armas de fuego en ciertas zonas.

El 32 por ciento, por lo tanto, debería ser el enigma al centro del debate: ¿Con qué tipo de armas son cometidos casi un tercio de todos los homicidios en El Salvador? Y de estos, ¿cuántos son cometidos con armas de fuego legalmente registradas? Si tuviésemos la respuesta a este enigma podríamos determinar con absoluta certeza si es válido prohibir que armas de fuego sean portadas por ciudadanos comunes y corrientes.

Primero hay que recordar que muchos homicidios son cometidos con armas de fuego legales; los periódicos publican estas noticias todo el tiempo: un hombre que asesina a su esposa, motivado por los celos; un niño que descubre el arma de su papá y mata a su hermano accidentalmente mientras juegan a los vaqueros; o un simple ladrón que confía en la ineficacia del sistema de balística de la policía y no teme hacer uso de su arma.

Entonces, supongamos por un momento que sólo el 2 por ciento de los homicidios son cometidos por armas de fuego legales. Entonces sabríamos con certeza de que la actual veda de armas no servirá para nada. Ahora bien, supongamos que un 20 por ciento de todos los homicidios son cometidos por armas de fuego legales. Con un dato así, sabemos que una veda de armas de fuego sí lograría la disminución de los homicidios, suficiente para que El Salvador ya no sea conocido como la nación latinoamericana con el más alto índice de homicidios anuales (52 por cada 100,000 personas), algo que triplicaría la inversión extranjera directa en el país y mejoraría el margen de ganancia de nuestros comerciantes (por la disminución en gastos de seguridad). Sabemos que ante un porcentaje así la supresión de armas de fuego legales sí daría resultado y traería beneficios económicos porque esto ya funcionó en otras ciudades violentas, donde las cifras de homicidio disminuyeron dramáticamente al mismo tiempo que los índices económicos mejoraron.

No estoy argumentando a favor o en contra de la veda de armas en El Salvador. Estoy argumentando a favor de un gobierno honesto y eficiente. Yo tengo mis opiniones, por supuesto, pero quiero insistir en el hecho de que lo más importante que tenemos que saber es que no tenemos estadísticas criminales creíbles, y que ésta, y sólo ésta, es la razón por la cual no tenemos una estrategia adecuada de respuesta al crimen. El crimen es un fenómeno fantasmal mientras no tengamos cifras y datos que nos den una idea concreta de cómo se comporta el fenómeno de la violencia en nuestra sociedad.

Quienes visiten la página de internet del Consejo Nacional de Seguridad Pública (http://www.cnsp.gob.sv/) descubrirán que la única investigación sólida que tienen proviene del IUDOP de la UCA, y que ésta se enfoca en "la percepción del crimen" por parte de la sociedad salvadoreña. También hay en esta página una estrategia de respuesta al problema de seguridad que no cita ni un sólo dato, que aunque lista una serie de documentos e investigaciones, se fundamenta completamente en argumentos teóricos. El principal de ellos, y aquí sí estoy de acuerdo, es en fortalecer la institucionalidad de las entidades estatales que previenen, combaten y procesan el crimen y sus actores. Pero aún así, la estrategia ha demostrado ser inútil porque no está enraizada en la realidad de la violencia en El Salvador, y esto es así porque carece de datos legítimos que identifiquen con claridad el problema.

Índices completos y creíbles de criminalidad le dan al ciudadano común más poder que un arma de fuego. Es por eso que las vedas de armas han sido innecesarias en Nueva York, en Sao Paulo y en Bogotá durante los últimos 20 años. Cuando los ciudadanos de estas grandes ciudades fueron confrontados con los altos índices de homicidio cometidos por armas de fuego legales, una veda de armas fue innecesaria porque los mismos ciudadanos se movilizaron para retirar las armas legales de circulación. Eso es democracia. Las decisiones importantes se toman a partir del conocimiento de la realidad y no a partir de posiciones teóricas o de argumentos hechos a priori. A pesar de la presión de los vendedores de armas en esas ciudades, la presión ciudadana logró que el estado comprara armas de los ciudadanos y las destruyera (en Nueva York y Sao Paulo). En ninguna de esas ciudades hay leyes que prohíban la compra o la portación de armas (en Bogotá se debate actualmente una ley, pero es muy controversial). Lo cierto es que después de llevar a cabo esos programas antiarmas, en esas tres ciudades los índices del crimen bajaron, pero no sólo por esta razón, sino porque tenían una estrategia amplia que incluía coerción efectiva, juzgados eficientes y un compromiso a la prevención de la violencia que estaba fundamentado en políticas de inversión y restauración económica de las áreas de la ciudad que estaban en riesgo. Eso es buen gobierno.

martes, abril 03, 2007

Nuevos ministerios: viejos monstruos

El año pasado fuimos testigos de la vampírica resurrección del ya extinto Ministerio de Justicia que ahora conocemos como de Seguridad Pública. Como con todos los casos en que se crea (o se recrea) una cartera estatal, René Figueroa se vio obligado a configurar otro sistema burocrático con su carpeta de gastos, es decir, su banco de sangre presupuestaria. Sin duda, necesitamos justicia pero, ¿necesitamos dos ministerios, el de Seguridad Pública y el de Gobernación, para garantizar que se cumpla?

Este año, el Ministerio de Turismo continúa multiplicándose por un sistema horizontal de clonación burocrática. Quien alguna vez haya entrado al edificio de esta cartera habrá notado que se parece mucho a una típica agencia de publicidad, excepto que dos tercios del espacio contiene escritorios desocupados. Y dado que no se trata de una cartera productiva, como el Ministerio de Agricultura o el de Educación, la única manera que Rubén Rochi tiene para demostrar crecimiento es por medio de la automultiplicación. Así, el MiTur, que partió de la célula madre del inmortal ISTU, y que se confunde a veces con su gemela Corsatur, tiene ahora un mini mí ( "mini me", in English if you please): el "novedoso Viceministerio de Turismo", que, de acuerdo a la nota publicada en El Diario de Hoy el 26 de marzo, tiene exactamente la misma misión que el MiTur, es decir, el mismo inútil ADN político.

Por otro lado, hay una pequeña dependencia del Ministerio de Educación que sí tiene el tamaño y los gastos de una cartera estatal: Concultura. Como el hombre invisible, lo vemos y no lo vemos, pasa y no pasa, hace y no hace cultura, es y no es un ministerio. Lo cierto es que un viejo rumor, el de convertir a Concultura en un ministerio para que "reciba más financiamiento", ha resurgido ante la perspectiva de que el Centro Nacional de Artes se transforme en una institución académica para las artes. Poco importa que esto constituya una forma de competencia desleal subsidiada con fondos públicos, ya que existen instituciones académicas certificadas, tanto estatales como privadas, que podrían administrar una carrera en artes, si realmente se necesita, recurriendo a sus ya existentes estructuras administrativas.

Por si fuera poco, Elizardo González Lovo, el diputado "transportista" del PCN, ha planteado que el monstruo del transporte público, necesita, como la criatura del doctor Frankenstein, una novia. Cito sus palabras: "En la comisión de Obras Públicas y Transporte (de la Asamblea Legislativa) estamos discutiendo la creación de una ley para el transporte de pasajeros y una para el tránsito y la seguridad vial. Además creo que hay que elevar el Viceministerio de Transporte a la condición de ministerio". Conociendo los precedentes de este hombre Lovo, recordemos que cada vez que se ha formulado una amplia ley que pretende regular todo un sector social, una nueva cartera o dependencia estatal se crea para administrar esa nueva ley. Así que este "además" no es tan casual. No se sorprendan el día que los partidos políticos comienzen a desenterrar cadáveres para armarle una nueva novia al monstruo del transporte público en el sucio laboratorio de la Asamblea Legislativa.

Referencias: 1. Crearán nuevo viceministerio de turismo. 2. La cita de Lovo aparecía en el siguiente artículo, pero la cita en sí ha desaparecido, El problema insuperable del transporte público, así que incluyo también un enlace al caché de google, El problema insuperable del transporte público (caché). 3. La idea de reconvertir a Concultura en un ministerio es sólo un rumor pero está ampliamente fundamentado por fuentes históricas y por una corriente de opinión muy generalizada entre la élite artística. Durante el período presidencial de José Napoleón Duarte se creó, en 1985, el Ministerio de Cultura y Comunicacion que se convirtió en un bastión propagandístico del Partido Demócrata Cristiano. Una infame ley decretada el 31 de mayo de 1985 (Diario Oficial No. 102, Tomo No. 287, 3 de junio de 1985) le permitió a este ministerio canibalizar los recursos presupuestarios de otras carteras estatales: "para el cumplimientos de sus atribuciones, autorízase al Organo Ejecutivo para que a través de los Ministerios de la Presidencia, de Planificación y Coordinación del Desarrollo Económico y Social traslade los recursos que (el Ministerio de Cultura y Comunicaciones) necesite". Para realizar su labor, el ministro Julio Adolfo Rey Prendes consumió recursos estatales sin restricción alguna y destruyó los irremplazables archivos en video del Canal 10 para grabar cientos y cientos de horas de discursos y actividades de Duarte; en el proceso fueron borradas para siempre las únicas entrevistas de televisión realizadas con artistas como Salarrué, Claudia Lars, Valero Lecha, Edmundo Barbero y Toño Salazar. Cuando Alfredo Cristiani llegó al poder en 1989, su primera acción ejecutiva fue suprimir el Ministerio de Cultura, eliminando de un golpe a los ideólogos y propagandistas de Duarte, pero mantuvo las antiguas direcciones de arte las cuales agrupó bajo una dependencia del Ministerio de Educación y que ahora conocemos con el nombre de Concultura. En una entrevista publicada por El Faro el 18 de diciembre de 2006, César Menéndez propuso una vez más la creación de un "Ministerio de Cultura" con estas palabras: "Ahora Concultura se debería independizar como un ministerio y crear toda una estructura alrededor de él. Ser un apéndice de Educación me parece una cosa aberrante para la cultura. Además, que ese Ministerio de Cultura elabore un plan general a 50 años para que cada presidente que llegue no se vaya a masturbar el coco pensando qué va a hacer para trabajar por la cultura salvadoreña. Creo que tenemos suficiente conocimiento de la historia y de la cultura, y quienes son los actores de ella, para venir a perder el tiempo de esa manera." 4. Algunos ministerios desaparecidos: Ministerio de Negocios Eclesiásticos; Ministerio de Beneficencia (una de sus funciones la cumple hoy el Ministerio de Salud Pública); Ministerio de Planificación; Ministerio de Fomento; y el Ministerio de Guerra (parte esencial de la estructura política de los gobiernos militares, no es igual al actual Ministerio de Defensa, que administra a la fuerza armada de El Salvador bajo la conducción ejecutiva de un presidente civil).