Cuando Mauricio Funes era todavía un candidato escribí que si él llegara a ganar las elecciones presidenciales estaría obligado a ser más conservador en sus políticas fiscales que los gobiernos de derecha. ¿Por qué un presidente de izquierda tenía que optar por ejercer la mayor prudencia posible en sus políticas económicas? Porque todo se encaminaba en esa dirección. No soy profeta. El fuerte vínculo de la economía salvadoreña con la economía de los Estados Unidos, no sólo en cuanto a las remesas sino en cuanto a las exportaciones, implicaban que la crisis económica mundial tendría repercusiones profundas en El Salvador. Por esto cualquier presidente, aún un presidente de izquierda, no tendría más remedio que asumir políticas fiscales conservadoras.
Hace un par de días, el 28 de enero pasado, la agencia evaluadora Standard & Poors calificó de estable la situación económica de El Salvador y confirmó que la perspectiva para el país es positiva debido a que viene reflejando un balance entre los desafíos fiscales actuales y el “compromiso del gobierno para mejorar la situación económica mediante la aplicación de reformas y políticas prudentes”. La evaluación de Standard & Poors, de acuerdo con un artículo en una revista para inversionistas:
Según la agencia, El Salvador se vio afectado por la recesión económica que afectó al mundo y a Estados Unidos, principal socio comercial del país. El golpe económico se refleja en la merma en el envío de remesas desde Norteamérica. Otro factor fue la caída en el consumo y la inversión, así como la baja en las exportaciones que dio como resultado una contracción del Producto Interno Bruto (PIB) real de 3,3% en el 2009.
Standard and Poors considera que la recuperación económica del país será gradual. Se estima que el crecimiento será del 0,5% en el 2010 y de 2% en el 2011. Por razones estructurales, las perspectivas de mejora de El Salvador siguen siendo débiles, especialmente en comparación con sus vecinos. La percepción de debilidad en el estado de derecho y en la rendición de cuentas, aunado a los elevados y cada vez mayores índices de delincuencia, obstaculiza la posibilidad de que la nación sea más competitiva.
Durante el año anterior [2009] el desempeño fiscal de El Salvador se vio afectado por la recesión económica, por las presiones de gasto derivadas de las promesas electorales del nuevo gobierno y por el programa social contra la crisis. Ante lo anterior se estima que déficit aumentó a 5,4% del PIB.
Fuente: S&P da perspectiva estable a El Salvador y le mantiene calificación, Capitales.com, 28 de enero de 2010.
martes, febrero 02, 2010
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