«Los trabajadores de los medios de comunicación son empleados especiales en la medida en que ayudan a lubricar los engranajes de la democracia».
Comunicado de la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES) ante el despido de 170 empleados de La Prensa Gráfica los días 13 y 14 de agosto.
Como periodista, nunca me he sentido especial, a pesar de lo que diga APES con esa lamentable metáfora. Hay personas en los periódicos que lubrican los engranajes de las prensas, literalmente. Si esas extraordinarias rotativas se arruinan, el periódico no saldría publicado, no importa cuánto haya trabajado un periodista. En otras palabras, el periodismo no existe solamente en ese universo de conceptos nobles: la democracia, la libre expresión, la libertad de prensa. El periodismo encuentra su verdadera razón de ser en el mundo real, el mundo en el que trabajamos y vivimos, en el que tenemos hambre y nos saciamos, en el que establecemos amistades y creamos familias y en el que, tarde o temprano, afrontamos la enfermedad y la muerte. En ese mundo, menos especial pero más concreto, un trabajador es sólo un trabajador y por ello, sujeto a las estructuras e intereses económicos que defienden y protegen las empresas.
En una ocasión traté de explicarle esto a estudiantes de la UCA, y creo que no me comprendieron. «Las estructuras económicas de los medios de comunicación influyen sobre sus contenidos, siempre, bajo cualquier circunstancia, y en los límites que derivan de esa realidad están los límites de la libertad de prensa», dije en esa ocasión. «¿Alguien ha notado que el Diario Co Latino nunca ha investigado o criticado una empresa cooperativa, sobre todo si es de izquierda, como sucedió con Just Garments, a la que defendió a pesar de la evidente condición de explotación en que ésta mantenía a sus trabajadoras? El Diario de Hoy es una empresa privada, familiar, tradicional, ¿realmente creen que debería darle voz a los que atacan el tipo de sistema económico y político en el que mejor se desenvuelve? Y La Prensa Gráfica, una empresa pública, dirigida por un grupo de accionistas, ¿realmente creen que van a valorar más el desarrollo de su recurso humano sobre su margen de ganancia anual?». Esto lo dije hace dos años y sólo como un simple señalamiento, no como una toma de posición. Mi posición ante esta realidad es la siguiente: es responsabilidad de los lectores ser más críticos; es su responsabilidad saber cuáles son sus propios intereses ante los límites de la libertad de prensa, los cuáles siempres existen, aún en los sistemas políticos más libres.
La consecuencia de valorar a los periodistas como «empleados especiales» genera una postura como la de APES ante el despido de los empleados, que al final de cuentas se resume en este irrisorio lamento: «A los medios de comunicación que operan en El Salvador (les hacemos un llamado) a valorar como personas dignas de todo respeto a sus empleados y a procurar consideración cuando es ineludible hacer recortes de personal. Esto supone que se les notifique con suficiente anticipación la intención de despedirlos, para que puedan procurarse un nuevo empleo.»
En un mercado laboral tan limitado para los periodistas, muy poca diferencia hace una o dos semanas de anticipación. Además, el propósito de una indemnización es crear un sustento temporal entre trabajos. Si El Salvador va a afrontar cada vez más y más despidos masivos, tal vez sea hora de hablar de un seguro de desempleo, como se tiene en otros países. Pero lo que me preocupa actualmente ante los despidos de La Prensa Gráfica es esto: la incapacidad de las empresas para valorar su capital humano, para considerar la experiencia y el talento como un capital real.
Aparentemente los editores de La Prensa Gráfica no supieron con suficiente anticipación de que ese despido estaba por ocurrir. Se trató de una decisión eminentemente económica.
Es insensato creer que una empresa cuyas finanzas entran en rojo puede mantener contratado a su personal artificialmente, como algunos sugieren. Sin embargo, cuando se anticipa una crisis se puede trabajar a partir de la realidad financiera para proponer estrategias de venta, de desarrollo, de cambio. Pero hacer eso es admitir que son los ejecutivos y editores los que se han equivocado. La alternativa, por lo tanto, es cortar donde es más fácil cortar. Y en El Salvador y en los medios de comunicación principalmente, el periodista, el capital humano, es visto como la grasa que se puede cortar.
En realidad, en el mundo del periodismo, la inversión colectiva más cara es la que se hace en capital humano, que requiere de uno a dos años para consolidar los hábitos y la iniciativa necesaria para buscar y atrapar la noticia, y al menos cinco años para adquirir una experiencia fundamentada y el respeto mínimo en el medio para manejar con solvencia una carpeta de "fuentes" (informantes o fuentes de información). Los mejores periodistas suelen tener un mínimo de diez años de experiencia.
Cuesta mucho convertirse en un periodista con experiencia, porque esa experiencia es más que una acumulación de conocimientos. Un buen periodista se distingue por su agudeza intelectual: por su intuición y su criterio, por su audacia y su sentido de oportunidad. Yo no conozco a fondo lo que ocurrió en este caso pero, en apariencia, los ejecutivos de La Prensa Gráfica vieron una disminución en su margen de ganancias y dictaminaron que para elevarse tenían que eliminar el lastre, así que los administradores decidieron echar por la borda lo que parecía pesar más: los lingotes de oro.
En los Estados Unidos cuando una empresa de medios de comunicación empieza a perder terreno en el mercado, lo que se elimina y cambia es al equipo de ejecutivos, y al equipo editor si también hay una crisis de creatividad, no a la fuerza laboral. Los cortes en la fuerza laboral se dan cuando es el mercado particular el que se viene abajo. Y en este caso no es el mercado informativo lo que está en crisis; al menos, todavía no.
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6 comentarios:
Yo soy uno de los despedidos. Nadie se había atrevido decir hasta ahora que eran los editores y los ejecutivos y no los periodistas y los trabajadores los que debían haber sido despedidos. Pero ahora que hablas de estructuras tengo que decir que eso no podria pasar en La Prensa Gráfica porque no es una empresa de accionistas nada mas. Es como una empresa mixta donde el grupo Dutriz todavía esta al mando ejecutivo. Así que neles pasteles, si los ejecutivos se equivocan pagan los empleados y no hay que olvidarse que la mayoría no eran periodistas.
Despidieron a 130 personas que no son periodistas. Había gente de limpieza y de administración hasta con 20 años de trabajar ahí. De los 30 periodistas que tiene El Gráfico, quitaron a 11, osea una tercera parte del personal. En total fueron el 20%. Fue un día negro. Llamaban a la gente uno por uno y les informaban del corte. Algunos los habían llamado a recursos humanos desde dos días antes. Los editores sí sabían que los despidos se venían sino cómo iban a decidir a cuál periodista quitar. Quitaron a un editor, se volaron a gente de Gran San Salvador y no a los más novatos. Periodistas de muchas experiencia se fueron con el corte de personal. Se va a notar la diferencia en las publicaciones de La Prensa. Ya se nota.
Jorge, Paolo Luers publica hoy en Siguiente Página una columna sobre los despidos de La Prensa Gráfica, No way, José!, y coincide con tu punto sobre las responsabilidades de esta crisis en el medio:
"¿Cómo ha llegado La Prensa Gráfica a una crisis económica que la obliga a recortes masivos de personal? ¿Quienes han sido los responsables de un crecimiento tan desordenado de la empresa que ahora pone en riesgo el cumplimiento de su función social y política? ¿Hasta qué punto los jefes del área editorial han estado involucrado en las decisiones que han llevado a esta situación crítica? ¿Cómo es posible que incluso durante este año La Prensa Gráfica ha continuado contratando personal editorial, sin que nadie haya sabido que se acerca una crisis?"
Paolo va mucho más lejos en su opinión y acusa de falta de liderazgo al equipo editorial de La Prensa Gráfica:
"Estoy seguro que La Prensa Gráfica no hubiera podido ejecutar su plan de despidos masivos de esta forma --sin plan social y sin consideraciones de ética periodística--si los cuatro integrantes el alto mando editorial se hubieran negado hacerlo sin antes agotar todas las posibilidades de buscar soluciones menos dañinas al periódico. Nuevamente se confirma lo que muchos en el ámbito medial hemos observado con preocupación: la falta de liderazgo en La Prensa Gráfica."
No voy a perdonar el silencio de El Faro en este tema.
Gracias por tu solidaridad.
“Esto hace que conceptos como austeridad y adaptación a las circunstancias aparezcan cada vez más en el escenario de las actividades institucionales y productivas (…)
En ese sentido, lo más importante es reconocer oportunamente cuáles son las circunstancias reales en que nos movemos, para hacer lo necesario en la línea de mantener la sanidad empresarial, preservar la dinámica del crecimiento en lo posible y asegurar el nivel básico de condiciones adecuadas de vida ciudadana (…).
Estamos en tiempos difíciles, y lo fundamental es generar confianza para que la dinámica nacional, pese a los problemas que nos asedian, siga moviéndose positivamente (…)”.
La Prensa Gráfica en su “Opinión Editorial” del 19/08/08.
La Prensa Gráfica (LPG) está en crisis, la población salvadoreña pobre está en crisis, el resto estamos más o menos bien. Mi empresa gracias a decisiones ejecutivas acertadas cumplirá sus objetivos de crecimiento para este año, nuestras ventas crecen tanto dentro como fuera de El Salvador, si hay crisis, a Dios gracias, no ha afectado fuertemente a la empresa donde trabajo. Igualmente sé de otras compañías que tienen muy buenas proyecciones de expansión aún vigentes a esta fecha. El IVAE está sano, las exportaciones siguen creciendo a un buen ritmo, todavía mantenemos la proyección de crecimiento del PIB en 4%, nuestra espina en el zapato es la inflación que ya roza el 10%.
Despedir el 20% de la planilla deja mucho en qué pensar, y a mí no se me ocurre que sea por una crisis externa sino algo puramente interno. Excusar decisiones administrativas erradas del pasado con la “crisis” actual es infantil, hablar de “generar confianza” y “austeridad” empieza en la alta gerencia con el ejemplo. Es normal, sin embargo, que ante un problema financiero de magnitudes osadas propiciado por factores externos, una compañía se vea en la necesidad de prescindir de buena parte de su personal, pero esto lo hace una empresa responsable como último recurso, de los casos más sonados en los últimos años tenemos a American y United Airlines que despidieron miles de personas y lo siguen haciendo por los altos precios del combustible. Ante un problema financiero generado por malas decisiones administrativas, los primeros en ser despedidos deben ser los directores y gerentes a quienes se les confió la responsabilidad de todo un área o departamento que no cumplió con los objetivos trazados, como bien apunta Jorge; un director no gana miles de dólares porque haga muchas cosas sino porque asume responsabilidades muy grandes, y si es un buen director debería hundirse junto con el barco, por supuesto algo muy lejano a nuestra realidad sobre todo cuando los altos cargos están en manos de la familia fundadora.
Les pongo el caso de Bimbo en México que ante una depresión de sus ventas pudo perfectamente despedir a buena parte de sus empleados; pero no lo hizo, negoció con todos ellos, les expuso los problemas por los que atravesaba la empresa y les propuso reasignarlos a actividades menos productivas y con un menor salario mientras pasaba la tormenta. Con eso ganaron todos, Bimbo no despidió a personas que conocían el negocio, en quienes había invertido capacitándolos y además se ahorró los gastos inherentes a los despedidos masivos. Cuando la demanda volvió a crecer, la compañía ya tenía listo su personal para retomar las actividades, de esa forma también se libró de los gastos de reclutar nuevo personal y capacitarlos.
Todas las decisiones cuentan aunque parezcan insignificantes.
Si es un problema coyuntural de los medios en general ocasionado por la crisis presente, es de esperarse que en los próximos meses El Diario de Hoy (EDH) haga también recortes de personal. Si es por decisiones desacertadas de la dirección será otro cuento. Algo tan simple como que EDH todavía sobreviva en un espacio reducido como son sus oficinas en pleno centro de San Salvador a las cuales ha remodelado en diversas ocasiones para acondicionarlas a la demanda presente, comparado el caso con el de LPG, un edificio de millones de dólares en un área exclusiva de la ciudad que todavía debe estar pagando.
"No voy a perdonar el silencio de El Faro en este tema."
Cuando leí este comentario busqué en esta última edición de El Faro para saber si había algo sobre el tema, y es verdad, no hay nada. Y me sorprende. Diario Co Latino publicó la noticia el primer día y sacó una nota de seguimiento al día siguiente, indicando que los despidos continuaban. Otros medios de prensa debieron reportar esto como una noticia económica. Eso es lo que es, entra dentro de ese esquema noticioso: un despido muy grande (entre 16-20%, no sé la cifra exacta), en una empresa de información en El Salvador.
Pero también están los espacios editoriales. Allí debió examinarse o comentarse el impacto social que esto podría tener para el ámbito periodístico y para la libertad de prensa en general (comentaristas como Paolo sugieren que esto sí lo tendrá).
De cualquier manera El Faro no lo reportó. No sé por qué, habría que preguntárselo a ellos. Pero son el único medio que podría haber discutido el tema con la mayor amplitud posible. Sin embargo, tengo entendido que Carlos Dada, el editor de El Faro, se refirió al tema en una entrevista y se limitó a decir que todos los medios de comunicación en todo el mundo están pasando por una crisis. Esto se entiende en relación a los costos del petróleo que afectan las tintas y la distribución de los periódicos impresos.
Estoy de acuerdo con Paolo. Este es un tema que en cualquier parte del mundo sería noticia en los periódicos. No sé qué es lo que le impide a los editores reportar sobre su propio ámbito. Este pacto secreto de silencio no le ayuda a los lectores, no les crea confianza en los medios de comunicación.
Y sigue la hipocresía de los medios.
El Diario de Hoy considera una gran "noticia" el hurto de una laptop de su competidor. Pero no dio valor periodístico al despido masivo que ocurrió hace un par de semanas. Será cierto lo que dicen las malas(?) lenguas, que EDH y LPG firmaron un pacto de confidencialidad con el tema de los recortes de personal.
¿No será que parte de los graves problemas que enfrentan estos periódicos se debe a la pérdida de credibilidad por parte de la población? Sabemos que son tendenciosos pero creíamos que tenían sus límites.
Y con el tema de la laptop, me extraña enormemente que una empresa informativa como LPG no tenga bases de datos de respaldo, ¿o es que acaso era información que no podía tener cualquiera porque era sensible para el periódico? Algo así como la famosa laptop de las FARC's.
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