Este es un comentario a una entrada de Ixquic, La democracia a palos. Pero lo ubico aquí porque creo que estoy planteando algo muy distinto que merece atención.
Las victorias políticas se logran complementando esfuerzos, no por medio de estrategias de travestismo político.
La posible privatización de algunos recursos esenciales es un tema preocupante para muchos en El Salvador. Sólo por esa razón merece debate. Hablo aquí de la ley de reforma al sistema de salud que se discutió la semana pasada en la plenaria de la Asamblea Legislativa.
Antes que nada quiero decir que cuando el jueves pasado un grupo organizado, porque no fue una demostración espontánea de oposición a la ley, golpeó las butacas con botellas vacías de agua, expresó su descontento con la ley que estaba siendo discutida, estaban en su pleno derecho. La ciudadanía, organizada o no, con ideología o no, tiene el derecho a expresar oposición a una ley, incluso en el Salón Azul. Todos los diputados deben respetar ese derecho a la libre expresión, aun si están en desacuerdo, porque defender ese derecho es defender la constitución. Por cierto, yo estuve ahí, y les puedo asegurar que no hubo ningún daño contra la propiedad privada y que el vidrio a prueba de balas es también a prueba de ruido y que, por lo tanto, no hubo tal escándalo al interior del Salón Azul. De hecho, el vidrio se puso para que no le tiraran botellas o cosas a los diputados, lo cual sucedía antes con cierta frecuencia.
Lo que ningún diputado debe hacer, es abandonar los mecanismos de la democracia dentro del sistema parlamentario para oponerse a una ley. Si no tenían los votos para frenarla debieron entablar un debate convincente y hacer sus ideas públicas. Éstas ideas debieron haber sido utilizadas por la ciudadanía que protesta. Esto es normal. En cambio, hicieron lo opuesto. Al final del día jueves los diputados se convirtieron en agitadores e hicieron ellos mismos el llamado a la protesta el viernes siguiente, el día en que el "diputado cerrajero", entre otros, forzó entradas cerradas para meter a los manifestantes a la Asamblea.
Los diputados sólo tienen poder DENTRO de la Asamblea. No se puede legislar desde la calle. Utilizar una protesta de esta manera no contribuyó absolutamente a nada. Tristemente.
Así como los diputados deben defender la constitución respetando el derecho de los manifestantes, también así deben defenderla respetando los procesos legislativos.
Por otro lado, hay que investigar por qué algunos portones de la Asamblea estaban soldados la mañana del viernes. ¿Quién tiene el poder de ordenar eso? ¿Se trataba, acaso, de una medida legítima de seguridad o de una medida para prevenir la libertad de expresión de los manifestantes?
martes, octubre 30, 2007
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5 comentarios:
Jorge, no me parece algo "muy distinto", lo que Usted coloca es algo más profundo de lo que yo a penas dibujé, además yo no hacía referencia sólo a éste hecho, que en realidad merece más atención.
por reglamento, esa orden de soldar vino de la Junta Directiva o su presidente.
Si es una violación a la libre expresión.
El Salón azul, está diseñado para que la ciudadanía llegue --porque son plenarias de caracter PUBLICO- y para que se exprese oposición (libre expresión)
con lo del ruido, no estoy tan de acuerdo con Ud. yo ya he tenido que bajar de allí por el escándalo que no permite escuchar nada a los que estan en ése espacio. Ruido que si baja a la "llanura" legislativa pero minimizado. LO que sobre sale son: hijuep..pend...%$&·/
El espacio no está sellado, en los laterales hay espacios abiertos y además los periodistas tienen su espacio aparte, y si pueden fotografíar, grabar y escuchar mejor.
Esto ya está regulado por reglamento.
Me ha gustado esa expresión sobre la acción de legislar desde la calle, si es triste y hay gente que así piensa.
Pues yo que esa gente ya demandara en la misma comisión de ética de la legislatura y un amparo y hasta un antejuicio.
hace falta dar señales claras, asi como se manifiestan, asi denuncien. La calle es la calle.
Saludos
Hay pueblos que sí legislan desde la calle. Y la expresión “la ley no se hace en la calle” la pronuncian muy corrientemente ministros franceses, quienes luego de haberla pronunciado dan marcha atrás y la calle es la que legisla. Pero aquí la opinión aún tiene peso y si la reprimen, las manifestaciones se vuelven imponentes.
Un diputado manifestando aquí en Francia no llama la atención, incluso asisten con sus insignias de diputado atravezadas en el pecho. El diputado no pierde ningún derecho de ciudadano. Creo que senadores norteamericanos marcharon no hace mucho en las calles de Washington para manifestar su oposición a la guerra en Irak.
La calle es un lugar de reuniones masivas.
Por otro lado hacer bulla adentro de la Asamblea no cambia mucho el rumbo que va a tomar una ley. La Asamblea, más exactamente los diputados de derecha, vota a veces sin haber leído los textos. Incluso tratados de tal importancia como es el de libre comercio con Estados Unidos, se sabe que un diputado, presidente de una comisión, declaró que no había leído, pero que lo votaría. Así que por mucha bulla que se haga al interior de la Asamblea, los diputados de la mayoría presidencial muy borregamente obedecerán a las órdenes del Ejecutivo.
Tal vez si en El Salvador las manifestaciones se volvieran un fenómeno corriente que no se reprime, que no se juzga únicamente como un estorbo a la circulación de vehículos, sino como una forma más de intervenir políticamente, nuestra enclenque democracia tomaría algunos colores. Y la voz de la calle resonaría mejor en la política nacional.
Lo del candado en los portones es parte de nuestro folclor y el diputado que los quitó cumplió con su deber. Abrirle la puerta a sus conciudadanos el acceso a las tribunas del público. Creo que esto es una peripecia de segundo plano o tal vez tercero. Pero nuestros medios nos lo han puesto en primera plana.
Carlos, estás olvidando un detalle importantísimo: en El Salvador la Asamblea no funciona por representatividad. Las comunidades específicas que los diputados representan no tienen poder de presión sobre sus legisladores como sucede en cualquier parlamento del mundo. Los diputados, de cualquier partido votan por lo que decide el partido. Tanto así, que el FMLN ha expulsado gente de su partido que ha votado de manera diferencial. No conozco casos de ARENA pero estoy seguro que lo harían también. Eso significa que todas las decisiones en la Asamblea se basan en esta fórmula: si lo propone ARENA y sólo se necesita mayoría simple, la propuesta pasará. Si lo propone el FMLN y puede convencer al PCN que vote con ellos, la propuesta pasará aun sin los votos de ARENA si sólo se necesita mayoría simple. Las decisiones de la Asamblea son predecibles. La presión social no cuenta en lo absoluto en las decisiones parlamentarias: el FMLN o los sectores interesados usan marchas y demostraciones públicas como actos simbólicos, sobre todo cuando sirven para lograr atención de los medios.
No estoy de acuerdo con lo que decís sobre los diputados que rompieron las puertas en la Asamblea. El hecho de que hayan habido esa mañana puertas soldadas les daba a los diputados del FMLN una herramienta contra ARENA, pero sólo si seguían los pasos de la institución. En cambio, al aparecer diputados rompiendo puertas en los medios esto se revertió contra ellos y no les dio ninguna ventaja en lo que realmente cuenta: influir en la decisión de la Ley que se discutía en la Asamblea.
Lo que importa son los resultados.
Realmente no veo que nexo puede haber entre el sistema electoral que distribuye la representatividad y el impacto que puede tener la mobilización masiva de ciudadanos en las calles. Decís que las manifestaciones no cuenta en las decisiones de los diputados, pues eso no ocurre exclusivamente en El Salvador. Tiene incidencia una manifestación cuando es masiva y vuelve inapelable la actuación del pueblo en las calles.
Las manifestaciones son en sí expresión política. El que puedan o no atraer la atención de los media, eso depende más de la calidad de los periodistas y de su independencia respecto a los poderes establecidos o la censura o autocensura que sea aplicada.
Sobre la aplicación de la línea partidaria en los votos de los parlamentarios no es ninguna originalidad nuestra. Ni tampoco del Frente la de separarse de los diputados que se alejan del voto decidido en reuniones de grupo. Lo he visto en Francia. Hay aquí en circunstancias muy particulares en que los partidos políticos, le dan libertad de voto a sus parlamentarios, sobre todo en cosas que conciernen la ética.
O sea, no entiendo lo qué has querido decirme.
Sobre las imágenes del diputado abriendo un portón: pues simplemente es el comentario el que les da sentido. La imagen sin comentario no tiene mucha significación. El hecho de que el televidente no sea crítico respecto al comentario que acompaña una imagen, es mera cuestión de educación, de la aparición del espíritu crítico, de la capacidad de análisis del discurso.
Te doy un texto tendencioso que bien pudo acompañar esas imágenes:
“Los canadados que en estos momentos rompe el diputado X fueron puestas por otros diputados temerosos de la presencia popular en el seno de la Asamblea. El diputado X permitió a las manifestantes el acceso a la Asamblea y les abrio camino al ejercicio de un derecho”.
Las imágenes cambian de significado. El texto que te doy es tendencioso, aunque no muy alejado de la verdad.
Cordialmente,
Carlos.
Este último comentario tuyo, es interesantísimo, precisamente porque no ves ese nexo entre las acciones de los diputados y la presión social, que para mí es esencial, sobre todo porque sé que es un sistema que sí funciona en los Estados Unidos, donde los congresistas sí se sienten obligados a responder a las necesidades de las comunidades que representan.
En una democracia los servidores públicos reciben sus salarios de los impuestos de la gente, y los diputados en particular, que crean las leyes y el marco normativo del país, son representantes de la gente, trabajan para la gente.
Te doy un ejemplo de qué pasaría si ese sistema funcionara en El Salvador. En teoría, si un diputado del partido Arena representa el área del departamento de Cabañas donde se quiere explotar una mina, él se enfrentará a un grave dilema: el partido quiere votar por que se abra la mina, pero la población local no. Ahora bien, si la gente que él representa, se manifiesta públicamente y presiona para que él vote en contra del permiso a la minería, ese diputado, aún si es arenero no tendrá más opción que votar en contra de la ley. ¿Por qué? Porque la población que él representa así lo ha manifestado y si él no los representa en la Asamblea con fidelidad, en las próximas elecciones Arena perderá esa silla en la legislatura, porque la gente votará por alguien que sí los escuche y vote de acuerdo a sus necesidades locales. El diputado, por supuesto puede arriesgarse y votar en contra los sentimientos de la población que representa si cree que una medida iría contra los intereses más amplios de la nación. Pero esa tensión es lo que hace efectiva la democracia.
Ese es el nexo que debería existir en El Salvador, entre la población y sus representantes, pero no existe. Son pocos los diputados que trabajan cercanamente con las poblaciones que representan. Un ejemplo sería Humberto Centeno del FMLN en Ahuachapán, me consta que tiene ese tipo de relación con la población. Pero la mayoría de la gente no sabe ni quién es el diputado que los representa en la Asamblea. No sabrían ni a quien llamar. No saben que ellos tienen oficinas en la Asamblea y que los pueden visitar cuando tienen preocupaciones sociales que surgen en sus propias comunidades y que sólo pueden resolverse a través de la Asamblea.
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