jueves, diciembre 13, 2007

Hablando de niños

Visionarios en potencia


Jorge Ávalos


Creo en las artes. Creo que la música, la danza, el teatro, las artes visuales y la literatura tienen el poder de enriquecer las vidas de todos.

Al decir esto no hablo del artista, para quién el imperativo de las artes es su creación, sino del espectador común, es decir, de todos los receptores de esas obras que llegan a nuestras vidas como las ventanas o los espejos en los que percibimos el carácter de nuestro propio tiempo histórico y de nuestra cultura.

Ser un espectador de las artes no es un nunca un papel secundario. Es una actividad central en la educación y el desarrollo cultural del individuo en una sociedad libre. Una obra de arte, en los mejores casos, provoca reacciones intelectuales y emocionales, y también es una provocación personal que despierta nuestro asombro o nuestra pasión crítica: la obra de arte nos habla, y nuestra conciencia, conmovida o inquietada, responde con nuevas ideas y emociones.

Las artes tienen, además, un raro poder: nos permite percibir aspectos de nuestra condición humana, pero con el privilegio de la perspectiva. Pero este poder sólo es accesible y útil en la medida en que aprendemos a desarrollar nuestras capacidades para percibir con inteligencia el mundo que nos rodea.

Mientras más aguda es nuestra percepción sensorial, y más profundas son nuestra capacidad de aprehender ideas e imágenes abstractas y de comprender estructuras complejas, mayores son las riquezas de las artes.

¿A quién le corresponde el papel de educar la sensibilidad y las habilidades de percepción de los niños? A nuestras escuelas, suponemos. Pero el uso de las artes en la educación es un vasto campo inexplorado, la tierra incógnita de nuestro sistema educativo.

En un nivel muy básico, las artes pueden ser una herramienta de la educación. No hay arte sin técnicas y las técnicas están sustentadas por la naturaleza misma. La arquitectura, por ejemplo, desafía la gravedad, es física aplicada y se organiza en el espacio; y la belleza de la música es explicable matemáticamente.

Pero las artes también pueden ser el objeto mismo de la educación. Esto significaría, por ejemplo, que en lugar de que los niños junten biografías de docenas de escritores, que fotocopian de libros sin aprender nada de ellas, profundicen al menos en una lectura. Ese es un buen punto de partida para que exploren por sí mismos el arte de expresar con palabras sus propias realidades y emociones. Por ahora, nadie les enseña esto.

El pensum escolar no contempla la idea de que un niño o una niña es un artista en potencia, pero debemos tratar a cada niño y a cada niña como si lo fueran. Porque aunque no todos se convertirán en artistas, todos tienen un futuro por crear. Y si hay algo que las artes nos enseñan, es que una visión personal es realizable y poderosa.


Originalmente publicada en Vértice, El Diario de Hoy, el 5 de marzo de 2006.

6 comentarios:

JC Conde de Orgaz dijo...

"...¿A quién le corresponde el papel de educar la sensibilidad y las habilidades de percepción de los niños?..."

A los padres. Álvaro. Y subsidiariamente a los centros educativos.

Jorge Ávalos dijo...

JC, pareciera que es así, que a los padres les corresponde, principalmente "educar la sensibilidad y las habilidades de percepción de los niños...?". Pero esto es cierto acerca de todos los aspectos de la educación de los niños por el sólo hecho de que los padres administran la educación de los niños. Por ejemplo, es lo que se dice siempre de la educación sexual, y ¿qué sucede con eso que los padres salvadoreños todavía tienen tantos problemas para educar a sus hijos sobre eso?

La cuestión es que cuando una persona pasa alrededor de 12 años en un sistema de educación (de parvularia a último año de bachillerato), algo debe aprender en ese proceso, ¿no? Y creo que lo más importante que puede sacar de esa educación es la capacidad para continuar aprendiendo por sí mismos, es decir, heredar una caja de herramientas que le sea útil en su vida, que le permita tomar decisiones en cualquier tipo de entorno. Así que aun aceptando que la principal responsabilidad como educadores la tienen y deben mantenerla siempre los padres, eso no exime a los centros escolares de hacer todo lo posible por proveerle a los niños una educación integral.

"Integral" es una palabra muy abusada en El Salvador; los políticos hablan siempre de soluciones integrales y no creo que sepan de qué están hablando. Pero en educación "integral" es una condición inescapable porque educar es una forma de injerencia directa en el desarrollo físico, emocional, social y cognitivo de los niños. Las escuelas de El Salvador proveen una educación integral hasta el sexto grado y después la abandonan para enfocarse casi exclusivamente en lo cognitivo. En séptimo grado, los varones continúan "jugando" fútbol pero casi inevitablemente las mujeres abandonan para siempre los deportes. A partir de séptimo grado, los jóvenes se convierten en canditos para ejercer la violencia o integrarse a las maras en muchas áreas del país, pero muy rara vez hay actividades diseñadas para mejorar la convivencia social, para ejercer la solidaridad, o par participar en actividades que estimulen el aprendizaje del arte de la persuasión, el diálogo o la negociación.

En ese contexto, ¿por qué enseñar las artes? Una pista: mucha gente cree que el dibuja tiene un talento especial o que tiene una habilidad natural con la mano. No es verdad. Una persona que sabe dibujar es una persona que ha aprendido a "ver" a captar lo visible con atención a sus estructuras y sus relaciones. Dibujar no es magia, es una habilidad que conecta lo físico con lo cognitivo, y es de esa conexión que brota esa cosa rara que llamamos sensibilidad.

ixquic* dijo...

Muy bueno, me ha gustado este texto!

sobre la cuestión que debaten, me parece qu ees un tema de responsabilidades compartidas.

hay padres de familias que detestan el arte o lo ven secundario. Los hijos deben esperar la ansiada independencia para tomar decisiones en este rubro.

Habemos otros que lo asumimos y buscamos los centros escolares y las instituciones estatales y privadas que nos complementen esta labor.

saludos!

JC Conde de Orgaz dijo...

"...¿qué sucede con eso que los padres salvadoreños todavía tienen tantos problemas para educar a sus hijos sobre eso?..."

En ese caso el Estado tiene un papel subsidiario, que por sus limtaciones ínsitas, hará poco para resolover de verdad el problema.

Es una cuestión de responsabilidad personal de los padres que ninguna oficina en centro de gobierno puede sustituir. Es una pena...

Saludos Alvaro!

Sofia dijo...

« (...) el uso de las artes en la educación es un vasto campo inexplorado, la tierra incógnita de nuestro sistema educativo.» Creio que este é um mal geral. O ensino das artes é sempre o parente pobre da maioria dos sistemas de educação.

Sou bastante sensível a este assunto e passo a felicitá-lo pela clareza do artigo. No entanto discordo de um pormenor: «la belleza de la música es explicable matemáticamente.». À música estão subjacentes inúmeras regras e princípios matemáticos, mas não creio que os mesmos possam explicar a sua beleza, e ainda para mais o conceito de beleza na música é muito discutível. Mais uma vez peço desculpa por não conseguir escrever em castelhano. Respeitosamente, Sofia.

Jorge Ávalos dijo...

Hola, Sofía, que gusto verte de nuevo en uno de mis blogs. Sofía opina que el artículo habla de un "mal general", pero está en desacuerdo con un punto que yo hago, que "la belleza de la música es explicable matemáticamente".

Ésta es la respuesta de Sofía, traducida del portugués: "Innumerables reglas y principios matemáticos están en los fundamentos de la música, mas no creo que estos puedan explicar su belleza. Todavía el concepto de la belleza en la música es muy discutible."

Por supuesto, Sofía tiene razón. No era mi intención reducir un arte a un aspecto, sólo quería citar ejemplos de cómo las artes podían ser utilizadas como ejemplos vivos en otras materias de estudio. La idea de la relación entre la matemática y la música se me ocurrió debido a la obra de J. S. Bach, que tiene muchas piezas, especialmente sus canons y sus fugas, cuyas composiciones sí responde a reglas matemáticas y son fascinantes y bellas. "El arte de la Fuga" de Bach es un conjunto de composiciones que sí despiertan la imaginación abstracta por su clara relación con la matemática. Y por lo tanto demuestra de una manera muy natural que las matemáticas tienen todo tipo de aplicaciones.