domingo, septiembre 14, 2008

Ciudad imaginada I

El texto a continuación es un fragmento (casi completo) del artículo de opinión Caminatas aburridas de Christian Poveda, originalmente publicado en Contrapunto el 12 de septiembre de 2008, en el cual se critica una exposición de fotógrafos salvadoreños que exploran la ciudad como tema. Poveda es un fotógrafo francés conocido en El Salvador por sus imágenes de la guerra de los 80 y de retratos de pandilleros salvadoreños.

Christian Poveda

Me complazco con la certeza de que la fotografía no se limita a activar una cámara, sino más bien a crear un complejo cuadro totalmente controlado por su autor hasta en sus más pequeños detalles. Instantáneas de una actuación sutilmente fijada por el objetivo, estas imágenes nos transmiten emociones, nos sacuden y hasta nos remueven. Desde que la fotografía deja de ser únicamente un documento hasta convertirse en objeto de arte contemporáneo, su valor testimonial se ha desplazado hacia la alegoría. Aparecen entonces nuevos formatos y formas de imágenes, nuevos lugares de presentación y circulación, nuevos materiales, nuevas realidades.

Es en medio de este periodo de gala fotográfica que descubro, a través de Internet, el blog de Walterio Iraheta, Ciudad imaginada, que expone su curaduría y muestra su exposición en el contexto de ESFOTO 2008.

Si la fotografía es fiel por naturaleza, el compromiso del fotógrafo consiste en realizar algo más que una simple imagen superficial de la realidad. Su capacidad de fijar un instante preciso, de enfocar un detalle particular, resume y cuenta una circunstancia precisa. En "La ciudad imaginada" de Iraheta, al contrario, en vez de captar un momento decisivo de la esencia de una situación o de una luz, nuestros fotógrafos, más bien, sufren conjugando el carácter imaginario de sus paseos citadinos logrando imágenes inconsistentes y un inventario sin profundidad, sin prejuicios ni punto de vista particular. Un Vía Crucis en la superficie de la ciudad sin ninguna emoción, para difundirnos imágenes desprovistas de carácter, de creatividad y totalmente insignificantes. Una disminución de la imagen a su dimensión digital para disimular la escasez de su carácter simbólico y estético.

Con toda evidencia la imaginación no se dio cita en este encuentro. Independientemente de las deficiencias, el punto común de estas imágenes, es la ineptitud. Esta muestra, no manifiesta únicamente la impotencia de sus autores, del curador y de sus patrocinadores para impactarnos, sino que además enuncia presunción.

Exhibir este tipo de "Obras" durante el mes de la fotografía de San Salvador, pero también, en otras oportunidades, en centros culturales o en galerías de Suchitoto revela simplemente un acto de impostura. Un fraude intelectual que consiste en especular con valores culturales fotográficos aún en una etapa emergente para autoproclamarse artistas conceptuales, pretendiendo que "nos traguemos el hueso".

Frente a una crítica artística totalmente inexistente en El Salvador, o más bien, debido a la costumbre de no expresarla directamente por considerarse como una gran ofensa, se da pie a dar contenido a cualquier tipo de labor. El circo comienza, se le da vida a una "Obra" cualquiera y desaparece rápidamente para señalarle al autor su rango de artista ante la sociedad. Como lo cita el famoso filósofo francés Jean Baudrillard "basta jugar con esta incertidumbre, con la imposibilidad de un juicio de valor estético referenciado para especular con la culpabilidad de aquellos que no entienden o que no han comprendido que no hay nada que entender?"

Ya es tiempo de dejar de tratar a los salvadoreños con tanta irreverencia y obrar por descubrir y ayudar talentos verdaderos. Solamente faltaría contar con dicha capacidad.

* La fotografía es de Adriana Martínez y forma parte de la exhibición Ciudad imaginada curada por Walterio Iraheta para ESFOTO 2008.

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