domingo, julio 22, 2007

El planeta de los simios

Tomás un bus en la parada de Metrocentro. Mientras esperabas, ya habías notado a una joven de aspecto rudo, casi varonil, que lleva un pañuelo rojo sobre la frente; te llamó la atención porque reconocés en ella algo que has visto antes en los barrios más pobres de San Salvador: una joven que no tiene ninguna conciencia de su belleza, desacostumbrada a los espejos y a las palabras de cariño. Se impone, por lo tanto, porque pretende pasar desapercibida sin saber que llama la atención por el sólo hecho de ser quien es.

Los pasajeros se acomodan en los asientos. Ella entra y sin decirle nada al conductor, salta la barrera y se ubica en el pasillo. Y entonces comprendés que algo está por suceder. Otra joven entra después de ella y camina hasta el fondo del bus para flanquear la puerta de la salida. A esta la distingue el intenso color naranja de sus labios pintados. Finalmente entra un joven alto, con cara de niño. Ninguno es mayor de los veinte años. Cara de Niño saca un arma.

El bus comienza a andar y la gente escucha lo que espera escuchar. No queremos lastimar a nadie, dice Cara de Niño. Labios Pintados cuida la salida. Cuando Pañuelo Rojo comienza a pasar entre los pasajeros recogiendo dinero, te das cuenta que no escuchaste bien las palabras de Cara de Niño. ¿En qué momento supieron los pasajeros que esto es lo que debían hacer, sacar monedas de sus bolsillos y entregarlas? No han sacado billeteras, ni relojes, ni celulares. No. Sólo monedas. Una de diez allá, una de cinco acá, otra de veinticinco aquí. Un arma y tres jóvenes para un robo tan miserable. Aficionados.

Quisieras saber cómo justifican esta acción. ¿Qué es lo que piden, pago o renta? Quizás, incluso, la palabra que han elegido utilizar es donación. Alguien, después de todo, debería ayudar a tres jóvenes con una peligrosa inclinación a la violencia. Lo curioso de todo esto es que por una increíble casualidad este día tú también estás armado, y no con un viejo revólver como Cara de Niño. Tenés el tipo de calibre que puede pulverizar por completo un hígado, un corazón o una masa encefálica.

Labios Pintados está de espaldas a vos, viendo la puerta. Qué estúpida. La puerta no va para ningún lado. El bus está en marcha, ella debería de estar vigilando a los pasajeros. Cara de Niño sonríe, demasiado confiado, y mira distraídamente por la ventana. Pañuelo rojo todavía no llega al centro del pasillo.

Ahora ves todo con claridad. Es muy fácil. Sin necesidad de levantarte, podés disparar a la espalda de Labios Pintados. Con toda seguridad ella caería de boca contra el vacío de los escalones a sus pies. Pañuelo Rojo no está armada. Cuando te pongás de pie con el arma en alto, ella se dejará caer al suelo, es una reacción instintiva. Pero aun si no lo hace no importa, porque Cara de Niño está atrapado: se ha ubicado entre las estrechas barras que regulan la entrada de los pasajeros. Por lo tanto, no tenés por qué preocuparte de Pañuelo Rojo. Apenas te pongás de pie, apuntá al frente y dispará contra Cara de Niño, aunque Pañuelo Rojo esté en tu camino. Él no disparará contra vos porque ella estará allí. Pero a vos no te importa la vida de ninguno de ellos. Si ella no se agacha, el primer disparo la apartará, y el segundo tomará a Cara de Niño, sujeto a las barras, antes de que tenga tiempo para responder. Lo que importa es anular la posiblidad de que el revólver sea disparado contra vos. Eso es lo único que importa. A Pañuelo Rojo la podés eliminar después.

Hay otra cosa que podés hacer. Podrías tomar una moneda de veinticinco centavos y dársela a Pañuelo Rojo. Al menos así tendrías la oportunidad de ver, por una vez, a los ojos de una joven incapaz de reconocer la más simple mirada de admiración por su belleza.

20 comentarios:

reyzope dijo...

Si, eso es lastimosamente lo que vivimos dia a dia.

Ladronzuelos que nos hacen la vida imposible, todos los dias.

Y nos son los unicos : hay ladrones enormes, de saco y corbata, cuyos robos totalizan miles de millones de dolares. No nos ponen una pistola en la cabeza (si no protestamos, claro), pero sus robos se hacen sentir cuando vemos que 700 salvadorenos abandonan el pais, cuando no hay medicinas en los hospitales, cuando el salario minimo no alcanza.

Lo que usted describe tan solo es una caricatura, una nimiedad, en comparacion con los desalmados que nos roban todo ese dinero.

Vivimos en el planeta de los simios y de los gorilas.

Ojala me publique (sino pondré mi comentario en el cuadrito de comentarios de mi blog)!

Jorge Ávalos dijo...

Si leés bien lo que escribí, Rey Zope, te vas a dar cuenta que el tema de mi post no es el delito común. Yo ni siquiera llamé a los jóvenes "ladronzuelos", porque no tengo prejuicios ni siquiera contra los delincuentes, y en mi blog he defendido los derechos constitucionales de todos, y "todos" incluye a los criminales.

¿Cuál es el tema de este post? La veda de armas. ¿Quiénes somos nosotros los ciudadanos para otorgarle a cualquier otro ciudadano el poder de tomar la vida de otra persona, aunque se trate de un "ladronzuelo"? No deberían haber delincuentes, pero tampoco deberían haber justicieros a título personal.

Y simpatizo con lo que estás diciendo pero no puedo aceptar que lo que estoy describiendo es una caricatura, porque la presión que la gente trabajadora vive debido a la violencia que sufre cada día no tiene nada de divertido. Ninguna de las acciones gubernamentales ha hecho cambiar los crecientes niveles de violencia de El Salvador en el último lustro. En marzo del 2006 yo publiqué una investigación periodística que llegó a las mismas concluciones que el reciente reporte del PNUD. En él demostré la incapacidad de la Fiscalía para combatir la impunidad no sólo por falta de recursos, sino también por la falta de voluntad y por la falta de visión estratégica. La principales cifras que reveló el reciente reporte del PNUD ya las había reportado yo hace más de un año.

Tampoco podés comparar un fracaso en el combate contra la delincuencia con la corrupción en los sectores público y privado.

El primero se da por falta de una eficaz política criminal. Rescato una cosa de lo que decís: el crimen organizado sí está vinculado a la corrupción y por lo tanto está en las manos de gente con poder político o económico, y si bien la violencia y la delincuencia común afecta con más frecuencia a los pobres, tampoco se puede hablar de que haya una relación lógica entre crimen y pobreza; la pobreza por sí misma no es una causa de la delincuencia.

Pero estos "ladrones enormes, de saco y corbata, cuyos robos totalizan miles de millones de dolares" existen no por un fracaso de una política eficaz contra el crimen sino por un fracaso institucional: por la ausencia de controles. Y quiénes tienen que crear estos controles y verificar que se pongan a trabajar y que funcionen: los legisladores, los diputados. Y en la Asamblea Legislativa, como muy bien sabés, hay de todo, políticamente hablando.

Es fácil hablar en términos tan generales. Es otra cosa señalar un problema específico y exigir a los responsables que hagan su trabajo y nos den soluciones reales.

Anónimo dijo...

Esto no esta escrito en primera persona pero se siente como que lo viviste. Quiero saber si esto te paso o si es pura imaginacion, porque a mi me paso dos veces y es asi y a veces no tienen armas y a veces si. Yo lo que veo es que la gente yo no se molesta si no que da el dinero y ya como si fuera de lo mas normal. Como es posible que estemos acostumbrados a esto?

Anónimo dijo...

Hay observaciones, como las de el Reyzope, que no comprendo. Llevo leyendote un tiempo y has escrito de modo reflexivo y crítico varios artículos contra el actual estado de cosas. Fuiste de los primeros que reaccionó contra la burda manipulación que se estaba haciendo del caso Belloso. Te dieron un premio y reseñando el acto de entrega, donde estaba el presidente, hiciste unas observaciones bastante irónicas sobre su discurso. Haces un periodismo crítico y muy bueno para nuestra salud mental y eso es algo que hay que agradecerte, porque sos una persona que das la cara y el mundo conservador te ubica claramente.No tenes un antifaz que te proteja. Así que mis respetos para vos, ávalos.

Sabiendo todo esto, me resulta obvio que cuando vos describis esta escena, no te olvidás para nada del complejo rostro que tienen el delito y la violencia en nuestro país. Vos no ignorás que junto a este tipo de delincuentes hay otros que se llaman Perla y otros que posiblemente se llaman Flores,pero que no pudieron denunciarse porque se vetó la investigación de Probidad.

Estás describiendo una escena y no haciendo un analisis sobre los diversos tipos de violencia y delincuencia que hay en nuestro país. El cuadro de tus preocupaciones debe investigarse en el conjunto de todos tus artículos.

Es como si yo me voy a tu blog de literatura y te reprocho ahí, en una de tus reseñas teatrales, que no hables de los diez muertos diarios y sobre el clima de violencia que hay en El Salvador.

Cada artículo tiene su lógica y lamentablemente no podemos hablar de todo en todas las cosas que escribimos.

Es como si yo le saliera así al Reyzope: hablas de los ladrones de guante blanco, sí, pero qué me decis de la violencia en contra de las mujeres, en contra de esos hombres que las matan y les roban la vida. El Reyzope, con toda la razón, me podría decir: Mirá, papá, tenes razón, pero cada cada cosa tiene su debido espacio y su momento. Que hable de ésto, ahora, no significa que ignore lo otro.

Respecto a que la escena es caricaturesca, ya eso es cuestión de gustos. Que sea una nimiedad ya es discutuble.Un sufrimiento no borra otro sufrimiento. Yo comprendo lo que dice el Reyzope, pero a mi me duele que hayan matado a balazos a un tío mio solo para robarle unos pesos.

Comprendamonos un poco más. Y no busquemos desacuerdos ahí dónde no lo hay.

El-Visitador dijo...

«Cara de Niño saca un arma»

«Ladronzuelos que nos hacen la vida imposible, todos los dias»

Cara de Niño podría hacerte la vida imposible, y no solamente en el sentido de tener que darle los $5 del almuerzo.

De hecho, ayer le hizo la vida imposible al padre de cuatro que hoy son huérfanos.

Mi sugerencia es eliminar el crimen.

Unknown dijo...

:(


Lejos del análisis de los ladrones grandes y los pequeños, me da una profunda tristeza por Pañuelo Rojo y Cara de Niño. Son como yo, que hacen en un autobus empuñando un arma contra inocentes? POrque no están en la universidad?o Poruqe no obtuvieron el empleo que merecian?

Labios pintados me parece con más experiencia quizá, pero su vida debe ser igual de dura.

Que tristeza, nuestra sociedad se va por un caño y nosotros no hacemos nada.

Aclaro, que sé el porqué de mis preguntas, pero aún así me siguen resonando en la conciencia. Los que deben "hacer" no hacen, pero yo ya me estoy aburriendo de sentarme a esperar.

Anónimo dijo...

Beka:

Abrí Leer y escribir de Masferrer y pensá que si Masferrer se levantara de la tumba se volvería a caer dentro de ella.

Hay muchas cosas nuevas en nuestra realidad, pero hay muchos vicios y y taras que tienen más de un siglo de estar ahí.

Muy bien por tu deseo de hacer cosas. Una de nuestras primeras tareas es buscar la palanca que moverá esa piedra que ahora nos aplasta real y moralmente.

Ánimo¡

Anónimo dijo...

Secundo a reyzope, ya que es frustrante el que como individuo no podas ni siquiera darle seguridad a tu propia familia, mucho menos esperar que las entidades encargadas de hacerlo te la den (no hay que negar que en algunos casos actúan de forma eficaz.)
La proliferación de armas en el salvador esta ligada a casi toda forma de delinquir y en este punto surgen varias preguntas y muchos comentarios:
¿De donde vienen las armas?
¿Quién las importa?
¿Cuánto compran?
¿Para que actividad se compran?
¿Quién tiene acceso a ellas?
¿Quién les da autorización?
¿Sabe la inteligencia del estado?
¿Quiénes se benefician de esa compra-venta?
¿Por qué el estado no le pone paro a la compra indiscriminada?
¿Hay funcionarios del gobierno involucrados?
¿Si los hay, quienes son y que tipo de ingerencia tiene en las políticas de seguridad del país?
Es triste ver como diputados están a favor del armamentismo civil y lo mas triste es que defienden a capa y espada esas postura, so pretexto de seguridad propia (pura paja).
Solava, Vos, tenes, razón cuando decís que en la asamblea es donde se tiene que regular, pero sabes que este tipo de regulaciones se aprueban con mayoría simple, lo cual hace innecesario la consulta con otras fracciones políticas y la discusión se vuelve estéril.
Las políticas de seguridad ciudadana todas o en su mayoría han sido un fracaso. Mientras los titulares de estos ramos del estado dan sendos discursos en los medios de comunicación, maquillando, incluso descalificando estudios sobre la efectividad de la autoridades en esta materia.
No cabe duda que lo que compra votos es el engaño, el hablarle bonito a la gente (aunque la estés engañando), el refugiarse en su concha y no escuchar nada que contradiga los informes oficiales.
Vemos también, surgir comisiones de una y de otra cosa y hacen una mil recomendaciones y no dan ningún resultado.
Puedo comentar también, que algunos firmantes de los ACUERDO DE PÁZ, van y vienen de colonias y barrios, inaugurando canchas de uno y otro deporte y tampoco funciona (no digo que este mal) pero eso no debería de ser su función, esa obligación la tienen las constructoras.
“EL TITULO DE TU TEMA BIEN PODRIA SER EL PLANETA SACALANDIA”
¿No te parece?
Saludos cordiales…………….

ixquic* dijo...

Es insoportable.

mirá lo acaba de pasar:

http://laprensagrafica.com/lodeldia/20070723/13326.asp

Anónimo dijo...

Jorge: No tenés que explicar nada. Lástima de aquellos que no aprendieron a leer. Yo disfruto mucho de relatos como éstos, donde no sólo veo al periodista dedicado sino al poeta observando tras de la gente (como te vi caminando ese día en la calle, mirá qué curioso) como si fueran enormes telescopios, llenos de oscuridad y lumbre.

reyzope dijo...

Explicaciones no he pedido...

Comprendo la deseperacion del periodista y la sensibilidad del artista. Soalava describio un problema de la mejor manera posible. Su relato es como una novela, magistral, yo me sentía allí y sentí miedo.

Pero lo que yo trato de subrayar, tal como lo hizo hdgp2y3, es que ese caso puntual sólamente es un sintoma de la enfermedad que padecemos.

Yo traté de explicar las posibles causas...que va! LAS REALES CAUSAS de la terrible enfermedad que padecemos : el abandono social, la corrupcion desmedida, la ausencia de gobernabilidad.

Sin mas,

Reyzope

reyzope dijo...

PS: Leo muy bien, senora.

Jorge Ávalos dijo...

Ixquic, no sabés cómo me impresionó leer esta nota. Cuando yo escribí este post, en lo que estaba pensando mientras lo escribía es en los pasajeros inocentes. Un hombre armado puede pensar fríamente en cómo realizaría un ataque, pero en realidad no puede predecir lo que ocurrirá. Si mi personaje se hubiera levantado con un arma, es muy posible que hubiera ocurrido lo que ocurrió en ese bus este día: un pasajero podría haberse puesto de pie para evitar que siguiera disparando, y el resultado habría sido atroz. En estadística tras estadísta en los Estados Unidos se ha llegado a concluir que la presencia de un arma multiplica las probabilidades de muerte de su portador. Ahora bien, no sé si El Visitador hará una búsqueda por Internet y descubrirá otro montón de estadísticas que digan lo contrario... :)

Anónimo dijo...

Indagar en las raíces de la violencia es algo complejo. Nos sacude a diario, con hechos terribles y sabemos que ahí está la pobreza como causa general que la explica y sabemos que hay otras variables(el fujo de armas) que multiplican su incidencia.

Leí, en un reportaje,que en algunos de los municipios más pobres del país (aquellos donde hubo fuerte presencia de la guerrilla y donde ha sobrevivido una cultura comunitaria)los indices de criminalidad son bajos.

Los sociologos dirían que para explicar la violencia habría que utilizar un modelo que incluya varios factores condicionantes.

Quienes apuestan por la solución policial para enfrentarse al crimen, tienen las cosas claras como las ha tenido Arena en los últimos dieciocho años. Según ellos la mano dura y la supermano dura han fracasado por falta de más policias.Esa teoría ya ha fracasado.No niego que tanto la policia como el sistema judicial necesiten que les proporcionen más recursos,pero esa sólo sería una parte de la solución.

La ceguera de Arena, su ceguera a la hora de concebir una estrategia concertada con las otras fuerzas políticas y sociales,nos ha llevado a donde estámos. La ceguera de Arena, su ceguera a la hora de concebir un plan complejo desde una perspectiva de la urgencia nacional y no desde sus reducidos y chatos intereses partidistas, nos ha llevado a donde estámos. Esos diez muertos diarios y la casi nula operatividad del sistema judicial revelan el fracaso de la política de Estado de este partido.

Mientras tanto la escena que dibuja Ávalos está condenada a repetirse. Cada crimen multiplica las ondas del miedo por toda la ciudad, por todo el país. Nadie sube al bus tranquilo y despreocupado, nadie se atreve a caminar de noche por las calles solitarias del país. Vivimos en un clima de miedo que reduce la calidad de nuestra vida. No sólo es que se paguen salarios de hambre y que cada vez seamos más pobres, es que ni siquiera en esa estrechez tenemos una vida segura. Alguien, más jodido que vos, te puede pegar un tiro para robarte los dos dolares que llevas en la cartera.

Anónimo dijo...

Y otra cosa, y perdonen, gracias al textito de Ávalos ahora estámos hablando de lo que deberíamos hablar y no de lo que quieren ellos que hablemos (Belloso,etc,etc)

¿Cuántos salvadoreños se han ido del país desde el 5 de julio del año pasado?

¿Cuántos ciudadanos salvadoreños han tenido una muerte violenta desde el 5 de julio del año pasado?

¿Cuánto ha aumentado el costo de la vida desde el 5 de julio del año pasado?

Anónimo dijo...

¿cuentos se fueron desde el 5 de julio? ¿del año pasado?

Veamos, el año tiene 52 semanas. Supongamos que los mojados descansan sabado y domingo, tenemos que hay 104 sabado/domingo, menos los 365 dias nos quedan 261 dias para viajar; y sabemos que se van al menos 600 al dia, resulta que del 05/07/2006 se han marchado al menos 156,600 gentes. A un promedio de remesas de $400 mensuales, tenemos mas de $751 millones de billetes verdes en un año. Casi veo como se relamen la saliva Casaquita y los feudo empresarios salvadoreños (digo feudo, no pseudo).

"El 20% de la población de El Salvador vive en Estados Unidos. Es una proporción que empalidece el 9.4% de México y es un salto enorme a partir del 0.2% que equivalían en los años 60 los salvadoreños que emigraron." (http://www.elmundo.com.sv/Mambo/index.php?option=com_content&task=view&id=824&Itemid=41)

Creo que me salí del tema. La vez pasada me subi a un bus, y quien saco la pistola, fueron los payasitos que se suben a pedir. Dan miedo las armas, pero ademas dan lastima los 10 vendedores que se suben a un bus a querer vender baratijas; y para solucionar el miedo y la lastima, ver subirse a los buses a los vendedores de Dios, para que acepten a Cristo.

Anónimo dijo...

Barclay, el ex-embajador de los EEUU ha declarado que son 700 salvadoreños las que diaramente intentan cruzar la frontera con EEUU. La violencia es el pan nuestro de cada día, son miles de personas que no alcanzan a satisfacer sus necesidades básicas, el hambre y la desesperación recorre la vida de más del 70% de la población.

La violencia de antaño minó por mucho toda posibilidad de diálogo y de surgimiento de una conciencia objetiva en las clases más desposeídas, con la represión violenta contra sus vidas, que dejaron miles de muertos en las marchas y tomas pacíficas y miles de desaparecidos políticos.

Lo que ahora vivimos es sólo la transformación de todas esas frustraciones y la culminación de un proceso de necedad históricas de los grupos de poder económico nacionales, ahora aliados con el capital global.

Pareciera que Humberto Eco no se equivocó al escribir su ensayo "La Nueva Edad Media", donde cientos de hordas saquearían al mundo, luego de que el gran centro de poder los vaciara a ellos de toda dignidad, propiedad y conciencia.

Es difícil pedirle a la gente que actúe en base a valores que día a día son pisoteados y negados por las estructuras sociales, políticas y económicas.

Da tristeza ver que la esperanza se achica cada día más y a la vez, es la única señal de fe que nos va quedando.

GioSV dijo...

Mi papá tuvo su primer par de zapatos a los diez años (1965); mi abuela tenía que endeudarse con el prestamista del cantón casi a diario para tener algunos centavitos con los que comprar la comida para los 9 hijos que tenía que criar y sacar adelante. A pesar de esa cruda pobreza, mi papá nunca fue un "Cara de Niño", y ninguna de mis tías unas “Labios Pintados”.

Relacionar íntimamente la pobreza con la delincuencia es una ofensa contra todos los pobres honestos. La delincuencia no tiene requisito socioeconómico, como bien puede ser un ladrón alguien de escasos recursos, como perfectamente lo puede ser alguien muy adinerado.

Las razones de los alarmantes índices delincuenciales en nuestro país son varias y algunas complejas; la pobreza es una de ellas, pero no la principal. La carencia de recursos económicos, sólo puede vincularse a la delincuencia cuando introducimos la variable “cultura consumista” al análisis. En los últimos 20 años, por desgracia, El Salvador ha experimentado un bombardeo mediático sin precedentes que ha fomentado una cultura del ocio y el consumo desmedido en todos los niveles. Ahora, los salvadoreños ya no sólo buscan satisfacer sus necesidades básicas, sino que quieren muchísimo más y usan de referencia lo que ven en la TV, en las gigantescas (y contaminantes) vallas publicitarias, en los lujosos centros comerciales, en la casa de algún vecino, etc. Hace un par de décadas, la preocupación del salvadoreño era ¿cuándo tendré teléfono en mi casa? Ahora es ¿cuándo tendré el último modelo de celular? Las familias de clase media, se preocupaban antes porque no tenían un carro, ahora se preguntan por qué no tienen dos o más. Muchos de esos delincuentes juveniles roban a punta de pistola no por una necesidad apremiante, sino simplemente para poder recargar su celular o para invitar a la novia al cine y a cenar en un “buen” restaurante.

El Salvador actualmente tiene un grave problema cultural y de pérdida de valores; somos el producto del individualismo narcisista, de la desintegración familiar, de la cultura norteamericana del consumo, de la guerra civil, de la división social. En este país, nos quieren vender la idea que la libertad es el derecho más importante que tenemos los seres humanos, y no es así, ya que para ser libres primero tenemos que estar vivos. La vida es el derecho primordial de toda persona; puedo tener todos los demás derechos si vivo, lamentablemente, el valor de la vida es lo que menos practicamos; en las calles de El Salvador, la vida de una persona vale lo mismo que un celular o un reloj. No hemos aprendido los salvadoreños (porque nadie nos lo ha enseñado) que la vida es incalculablemente valiosa y que no tenemos el derecho de quitársela a nadie.

Sin ningún impedimento podemos crear cientos de leyes para prohibir las armas de fuego, incluso podemos escribir un lindo artículo en la constitución, pero de nada servirá todo esa palabrería sino tenemos una cultura que valore la vida y el respeto a los demás. No hace falta una semi-automática para asesinar a alguien; fácilmente una botella quebrada se convierte en un arma y una paliza a puño limpio también te puede matar. Lo que necesitamos es integración social, un sentimiento de comunidad y fraternidad, liberarnos de pensamientos materialistas y pensar más en los otros, sobre todo en los que menos tienen.

¿700 salvadoreños diariamente? De ser cierta esa cifra, en los 18 años de gobierno arenero se habrían ido ya 4,599,000 de personas, es decir, que salvadoreños en el mundo seríamos más de 12 millones, sumándole todos los salvadoreños que se fueron durante la guerra y antes.

Los salvadoreños ahora ya no emigran necesariamente por la pobreza. Hay muchos que teniendo muy buena estabilidad económica se van, por dos motivos principalmente: tienen familiares o amigos que les ayudan a irse (vendiéndoles ilusiones) y la ambición (por igual gracias al consumismo insatisfecho). Conozco muchos casos de profesionales que teniendo un buen empleo, tontamente creyeron que la vida en países desarrollados era más fácil (casi hasta al punto de creer que el dinero crece en los árboles), así que emigraron para encontrarse con la triste realidad en la que viven millones de inmigrantes en el primer mundo.

Como escribió un Anónimo, si Alberto Masferrer se levantara de su tumba, volvería a caer en ella, pero al ver como los salvadoreños de clase media y alta, nunca leímos el Mínimum Vital, y en lugar de conformarnos con lo esencial y necesario, somos ahora máquinas ambiciosas que buscamos A TODA COSTA el derroche.

Laurie dijo...

Solavá,

Como extranjera que vivi en tu pais por un tiempo, no deja de asustarme la manera en que los Salvadoreños hablan del robo, la violencia y las maneras de defenderse.

Aunque he visto con mis propios ojos las personas defenderse contra el robo y la violencia sigo asustada y talvez mas curiosa en observar el lenguage que usan para contar los sucesos violentos. He visto personas calculando un ataque contra ladrones en un bus. Solo por suerte no atacaron a los ladrones cuando anduve en el 305 el dia que nos robaron. Talvez el robo hubiera salido como lo de La Libertad si alguien hubiera atacado.

Tu cuento me impresiono porque el hombre piensa en atacar los jovenes robando por monedas. Y no solo piensa en atacar, mas el esta tranquilo, calculado, pensando en aperturas, debilidades y la manera mas eficiente de atacar.

Siento triste porque hemos llegado al momento en que tantos Salvadoreños (y yo, extranjera) entendemos porque el hombre de tu cuento piensa en atacar antes de regalar la moneda a los jovenes.

Jorge Ávalos dijo...

Laurie, creo que entendiste muy bien el punto del cuento: "hemos llegado al momento en que tantos Salvadoreños (y yo, extranjera) entendemos porque el hombre de tu cuento piensa en atacar antes de regalar la moneda a los jovenes.". Pero no deberías sentirte triste por esta razón.

Este es un momento crítico en la historia de la violencia en el país. Es un momento cuando hay impunidad social, es decir, los delincuentes saben que se saldrán con la suya y las personas se han habituado a la violencia. Pero también es un momento cuando se podrían borrar las fronteras de quién es la víctima y quién es el victimario. Esto es aún más peligroso. Cuando hay impunidad judicial, ausencia de un sistema efectivo de justicia, la gente trata de llenar ese vacío tomándo medidas, a veces tomando la justicia en sus propias manos, eso que en inglés llaman "vigilantes".

Eso ya es muy peligroso. Pero antes de hacer algo contra eso, hay que reconocer que está pasando. Ahora podemos decirnos, esto no puede suceder. Ya no. Si queremos romper el ciclo de la impunidad social, tenemos que hacer algo para que funcione el sistema de justicia. Exigir como ciudadanos que funciones.