lunes, julio 13, 2009

Un fantasma recorre América Latina

Hugo Chávez es el fantasma, por supuesto. No lo digo yo, lo dice el mismo Chávez. Y como presidente de Venezuela, el fantasma tiene un Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información. Así que no hay palabra, gesto, verso o insulto que el fantasma diga que no quede registrado para la historia. He aquí su discurso de ayer, 12 de julio, Simón de Tempestades, que parece que va a llevarnos a un nuevo manifiesto de liberación universal, pero al final se desgrana en la misma retórica que hemos oído por cinco generaciones. Pero lo extraño de este discurso es un giro político: el odio contra el fantasma del chavismo es el fundamento del derrocamiento del presidente Manuel Zelaya de Honduras. Que no se equivoquen los intelectuales inorgánicos sin alma que por accidente leyeron los reportes tempranos del Ministerio del Poder Popular de Venezuela. El verdadero fundamento del derrocamiento de Zelaya es el miedo universal a Chávez, nada que ver con la situación interna en Honduras. Y la revolución a la que llama Chávez, ¿dónde se está gestando exactamente? En Venezuela: como nido, como manantial, como volcán. Si es así, ¿es para independizar a Venezuela? ¿De quién, exactamente? ¿Del poder hegemónico de los Estados Unidos? Uno pensaría que la situación en Latinoamérica es un poco más compleja que esto, ¿o no? ¿Desaparecerá la dependencia económica de los países pobres si se alían al chavismo en detrimento de sus otras relaciones y prioridades internas? Entonces, ¿en qué quedamos? ¿Independencia para quién? He aquí Chávez, el fantasma de América Latina, en sus propias palabras:

El nuevo fantasma

No está exenta de una fina ironía aquella frase de Carlos Marx, en el famoso Manifiesto de 1848: “Un fantasma recorre Europa: El fantasma del comunismo”.

Ciento sesenta años después, las burguesías de este continente, utilizando sus bárbaras instituciones, sus inmorales medios de comunicación, sus centros de estudio, sus intelectuales inorgánicos y sin alma, han creado un nuevo fantasma y lo han puesto a recorrer todo este continente. Ahora no lo llaman comunismo. Ni siquiera socialismo. Le han dado el nombre de Chavismo.

Y una nueva “santa jauría” se ha coaligado para acabar con la amenaza. Se le condena desde las jerarquías católicas, se le utiliza como arma en campañas electorales, se le esgrime como razón para bloquear procesos de integración comercial, se le usa para atemorizar sociedades pequeñoburguesas y para tratar de chantajear gobiernos, se le toma como excusa para desestabilizar países enteros… Y ahora, más recientemente, ha sido el fundamento para derrocar a través de un brutal golpe de estado, al presidente de Honduras, José Manuel Zelaya.

Y detrás de toda esa gran operación no puede estar otra mano que la del imperio yanqui y su inmensa legión de sectas burguesas conformadas por lo más florido del pitiyanquismo.

El Lázaro colectivo

Pero la verdad es otra. Lo que se ha venido levantando con inmensa fuerza en América Latina y el Caribe no es para nada un fantasma, afortunadamente. Es un poderoso movimiento, producto del despertar de ese Lázaro colectivo que son los pueblos del continente.

Lo que sí es cierto es que el epicentro de esas fuerzas telúricas tiene a Venezuela como nido, como manantial, como volcán.

La Revolución, la Independencia

Por ello, hombre, mujer, joven que me lees este domingo 12 de julio, nuestro compromiso con el paso de los años no hace sino crecer, crecer y crecer…

Como crecen los maizales, ya a punto de espigar por estos días…

Como crecen los ríos de la sabana con las corrientes que bajan de los andes, el Boconó, el Portuguesa, el Apure, el Arauca, el Capanaparo…

Como crecen nuestros hijos, nuestras hijas, nuestros nietos, nuestras nietas…

Te llamo entonces a tí que lees estas líneas, los llamo entonces a ustedes; los invito a redoblar el paso, a profundizar el conocimiento, a fortalecer la conciencia, a ratificar diariamente el compromiso…

Para decirlo con Bolívar: “A no dar descanso a nuestros brazos ni reposo a nuestras almas…”

El objetivo supremo, lo sabemos, es la Independencia.

¡El camino, que nadie lo dude un instante, es la Revolución!

¡La bandera es el Socialismo!

¡El líder es Simón Bolívar!

El Simón de julio con sus truenos y sus rayos, con sus aguaceros y tempestades, con sus verdes y espigados maizales…

Y por qué no decirlo, también con sus nostalgias de mil inviernos sin retorno.

¡Patria, socialismo o muerte!

¡Venceremos!

Hugo Chávez Frías

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