El Visitador tiene un interesante post sobre La prensa falsificadora, es decir sobre los medios de prensa como canales de información falsa. Vale la pena leerlo por todos los ejemplos contenidos en esa nota, algunos francamente divertidos, que El Visitador ha reunido como un buen coleccionista de algunos de los momentos más embarazosos del periodismo profesional.
Pero el motivo de esta última entrega de El Visitador es una fotografía tomada este 5 de julio en Honduras, en el contexto de las protestas a favor del regreso del presidente depuesto Manuel Zelaya.
En efecto, un bitacorista, Hunter Smith, reportó que un hombre hondureño de "edad avanzada" se pintó la camisa con sangre antes de afrontar a los periodistas, entre los cuales había un fotógrafo que lo retrató. Esa imagen es la primera que aparece en esta nota. Es claro que este hombre no estuvo en los incidentes violentos. Todo en él lo indica. Yo vi la fotografía original de Reuters y es clarísimo que el hombre en cuestión no está herido. Su ropa está impecablemente bien puesta, la camisa metida en el pantalón, lleva un sombrero puesto y en el brazo izquierdo lleva una agenda. Si hubiese sido víctima de una golpiza no sólo hubiese tenido una herida evidente, también tendría la ropa desarreglada y no llevaría consigo ni el sombrero bien calado ni su agenda tan ordenada. Además, es claro que la sangre en su camisa no provino de una herida puesto que la mancha desafía la ley de la gravedad: es obvio que el hombre se la untó con su mano derecha. Un fotógrafo con un buen ojo debió haber notado todo esto, pero no lo hizo. ¿Por qué?
El pie de la foto no indica que el hombre fue una víctima o está herido, sólo que "un hombre con la camisa cubierta de sangre habla con reporteros". Este tipo de ambigüedad no es permisible en las noticias. Es muy posible que el fotógrafo sabía que este hombre no había sido una víctima de la violencia, pero al colocar la imagen sin información precisa confundiría a cualquier lector sin un ojo entrenado.
Lo que no hay que olvidar es que la sangre en la camisa de este hombre sí es real. Sí hubo muertos y heridos en esa manifestación. Entre las fotografías de Reuters, no publicadas en Internet, vi una de un hombre con el cráneo roto, cuyo cerebro goteaba mientras otras personas lo cargaban. La violencia fue real y yo vi alrededor de 30 fotografías tomadas poco antes de la fotografía del hombre viejo con la camisa manchada que lo demuestran.
Esta no es una fotografía falsa: el problema es la ambigüedad con que ha sido utilizada. La fotografía documenta o a un farsante o a un hombre indignado que realizó un gesto simbólico, manchando su camisa con la sangre de los caídos este día. El teatro es parte de la política porque la política es un arte de persuasión y requiere de gestos simbólicos y escenificaciones para contruir mayorías (una masa crítica de respaldo). Pero es responsabilidad del medio de prensa señalar con la más absoluta claridad cuando termina el incidente real y cuando comienza el incidente escenificado.
Para mostrar dos ejemplos claros de escenificaciones políticas, incluyo otras dos fotografías. En la segunda, tomada el 5 de julio, también en Honduras, un manifestante baila como un mono para burlarse de los militares. En la última, la de apariencia más dramática y violenta, es en realidad la que representa el evento más inocente. Un manifestante de la organización PETA protestó este día en Pamplona en contra de la violencia contra los toros, pintándose con pintura roja y pretendiendo estar muerto. Las sombras a su alrededor son de los fotógrafos de prensa. Esta imagen la tomó Susana Vera, también para Reuters.
Ninguna de estas tres fotografías documentan violencia, pero las tres son comentarios sobre la violencia. Y son válidas como teatro político, como ejemplos de libre expresión. Nada más. Filtrarlas como noticias es falsificar la verdad.
lunes, julio 06, 2009
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