lunes, marzo 16, 2009

Felicidades señor Presidente


En una elección histórica, un partido de izquierda ganó la presidencia de El Salvador con una mayoria minima pero contundente. Mínima porque la diferencia es de apenas el 2.6 por ciento, indicando que el país está radicalmente dividido en dos grandes bloques políticos de izquierda y derecha; contundente porque en números reales la diferencia es de 68 mil 147 votos, lo cual coloca al ganador arriba del margen de lo cuestionable, ya sea por fraude o por error. Y finalmente, es también histórica no sólo por la victoria del FMLN sino porque la participación ciudadana alcanzó un nivel de participación sin precedentes, con 2 millones 630 mil 137 votos contados hasta las 7:35 de la mañana (con el 99.4 por ciento de las actas escrutadas).

Felicidades, señor Presidente electo, Mauricio Funes.


Gráfico: El Diario de Hoy, marzo 16 de 2009.

3 comentarios:

El-Visitador dijo...

Felicidades, señor Presidente.

Nomás cuídese de José Luis "yo soy comunista y me reconozco comunista sin problemas" Merino.

Al final La vida es sueño, Calderón de la Barca pone éstas palabras en boca de Segismundo, refiriéndose al revolucionario que le acaba de otorgar poder:

«traidor no es menester,
cuando tración es pasada»

Y como el traidor ya no es menester, Segismundo lo mete preso.

Pues bien, señor Presidente, Vd. no es traidor, pero tampoco es ya menester.

Jorge Ávalos dijo...

Bueno, supongamos por un momento que Funes es un hombre astuto, que piensa por sí mismo y que no depende de ese gran grupo de amigos con el que se ha rodeado. Y supongamos que como buen estudiante de literatura en la UCA leyó con atención a Maquiavelo y a Calderón de la Barca. Entonces, depierta el día después de la elección y se dice: "Merino ya no es menester..."

Los sueños, sueños son.

Anónimo dijo...

La opinión de Paolo Lüers:

No es cierto que esa elección muestra que el país está dividido en dos polos que representan 50% cada uno. Eso es el resultado electoral, pero no refleja la realidad nacional.

Entre los polos antagónicos ARENA y FMLN, quienes son fuertes y representan cada uno una tercera parte de la población, hay otro tercio que no pertenece a nadie. Esos cientos de miles de votantes dan su voto al mal menor, pero no son protagonistas de la polarización. A veces inclinan la balanza electoral hacía ARENA, a veces hacía el FMLN.

Hoy votaron en proporciones casi iguales por Funes y por Ávila, pero siguen teniendo mucho más coincidencia entre ellos que con los partidos por los cuales votaron.

Ese ‘centro’ vota por FMLN o ARENA, porque no tiene expresión partidaria propia. Mientras el FMLN insiste en la transformación revolucionaria y ARENA en la conservación del estatus quo, en medio hay un universo de gente de izquierda y de derecha que quieren reformas.

Algunos confiaron más en el discurso y programa reformistas y centristas de Funes, otros más en el discurso y programa también reformistas y centristas de Ávila, pero en el fondo saben que ambos no son reformistas.

Esta consideración pone en la agenda nacional, con urgencia, la construcción de un proyecto genuinamente reformista que aglutine a los sectores de derecha desafectados del conservadurismo de ARENA y los sectores de izquierda desafectados con el FMLN que sigue anclado en conceptos obsoletos de revolución, anticapitalismo y socialismo.

Si no surge esta opción, en pocos años estaremos nuevamente ante la perversa disyuntiva de elegir entre dos partidos con planteamientos obsoletos.